Conozco muchas personas. Algunas son un reflejo de mis propios deseos internos, y otras son un espejo para seguir cuestionando. Aún así, me doy cuenta de que yo soy alguien genuino-genuina, y de que ninguna realidad a mi alrededor escribe la historia que deseo protagonizar en mi vida.
Es frecuente que los demás me brinden consejos, diseñen la mejor alternativa para mi presente o futuro, me sugieran respuestas o incluso reprendan las decisiones que tomo, porque a veces les llevan a cuestionarse las suyas propias… ¡Necesitamos de tal modo el reconocimiento en el otro, que trataremos de detener su salto al vacío si aún no estamos preparados para dar el nuestro!
Pero ya tengo claro que los espejos son partes de quien he sido al vivir hacia el exterior, porque no puede haber un espejo de lo que solo yo soy capaz de crear con mi propia existencia, de lo que en este momento solo es una posibilidad que se mueve en mi mente cuando mi mente está conectada con mi propio centro. Mi existencia genuina, mi sueño más profundo, es una posibilidad que me necesita a mí, y a ningún otro-otra, para manifestarse y venir a mi vida.
La única cuestión realmente importante, es quién soy yo.