Hace unos días tomé por verdad mi interpretación sobre un hecho. Al cabo de poco tiempo, una circunstancia aparentemente dispar me reveló una interpretación bien distinta: Estaba equivocada con aquella primera lectura y era honesto aceptarlo. Como nada es casual, supe enseguida que aquella circunstancia “fortuita” era la pista necesaria para seguir las huellas de mi propio equívoco, y que en esa enseñanza estaba contenida la lección necesaria. Llegaba a mí la vivencia justa en el momento oportuno.
Inmediatamente recordé aquellos Cuatro Acuerdos de la sabiduría Tolteca recogidos por el Doctor Miguel Ruiz:
Cuando olvidamos, la vida nos lo recuerda. Cuando caemos, la vida nos empuja a elevarnos. Cuando fallamos o herimos, la vida nos brinda la oportunidad de resarcir a los otros, de manera que podamos mantenernos fieles a esos Acuerdos que nos impulsan hacia una mejor versión de nosotros.
El secreto es mantenernos alerta y aprender a leer bien las pistas.